Sobre adolescentes y cánnabis: “Mi hijo/a tiene cambios de humor repentinos, cambios del estado de ánimo, está apático (desgana, falta de energía, indiferencia por las cosas), se muestra poco motivado, ya no estudia tanto, sólo quiere salir con los amigos…”.
Origen e historia del cánnabis
¿Qué es el cánnabis? Entre adolescentes, es llamado porro, peta, canuto, petardo, puro, mail, costo, piedra, china, ful… estos son algunos de los nombres que se le da de manera coloquial.
El cánnabis es de origen natural, proviene de la planta del cáñamo y su principio activo se llama Tetrahidrocannibol (THC).
El cánnabis es un psicodisléptico (dicho así por su capacidad de inducir cambios perceptivos, ideativos, anímicos o emocionales, parecidos a los que sufren las personas con psicosis) y un depresor (efecto de sedación y desinhibición), junto al LSD y las drogas de síntesis.
El cánnabis es considerado una droga que genera en los adolescentes una tolerancia rápida a los efectos psicoactivos (reducción de su efecto a dosis repetidas), y un cuadro de abstinencia corto, caracterizado por la astenia (sensación generalizada de cansancio), irritabilidad, alteraciones del hambre y del sueño y temblores.
Mitos sobre el cánnabis
Existe mucho debate en cuanto a los efectos del cánnabis en los adolescentes, dado su origen natural y sus usos terapéuticos (para los efectos de la quimioterapia, por ejemplo), lo cual genera una falsa sensación de calma en cuanto a cómo nos puede influenciar si lo consumimos.
En primer lugar, a pesar de su origen natural, y en contra de lo que nos puede hacer pensar, sus efectos no son menos dañinos para nuestro cerebro y para nosotros en general (existen plantas que, por ejemplo, son mortales a dosis bajas o altas), siendo el causante de trastornos mentales inducidos por esta sustancia. En cuanto a los usos terapéuticos del cánnabis, estos se limitan a cuatro: antiemético (vómitos), antihipertensivo para glaucoma, antiespasmótico para esclerosis múltiple y antianorexígeno para estimulación del hambre en HIV+.
¿Me preocupa la adicción al cánnabis?
Dados los actuales patrones de consumo en adolescentes, y la creciente investigación sobre el cánnabis, lo que debe alertarnos (como padres, familiares o amigos) no es tanto la aparición de un trastorno adictivo, sino los riesgos bio-psico-sociales asociados y/o derivados de su uso o abuso en la adolescencia, sin llegar a ser necesaria la adicción a la sustancia.
Las reacciones adversas del cánnabis en los adolescentes van des de más leves (crisis de pánico, síndrome amotivacional, psicosis aguda, cuadros depresivos e hipoglicemia) a trastornos crónicos (trastornos psicóticos, esquizofrenia, trastornos depresivos, alteraciones hormonales, inmunosupresión, alteraciones de la memoria y la concentración, inhibición psicomotriz y bronquitis crónica).
Como habéis visto, ha sido incluido en “reacciones leves” las crisis de pánico, la psicosis… cuando en sí se trata de trastornos muy invalidantes para quienes los padecen, trastornos que cuando han aparecido en una ocasión, su porcentaje de retornar es muy elevado.
Intervención psicológica en cánnabis
La intervención psicoterapéutica, en adolescentes, se realiza tanto con padres como con hijos. El trabajo psicológico se centra en que el hábito (tendencia o costumbre de consumir la droga) deje de serlo. Se orienta a romper la dependencia psico-social que tiene el adolescente de la sustancia y lograr un cambio en el estilo de vida de éste, que haga innecesario el consumo compulsivo de las drogas, como el cánnabis, en situaciones vitales del adolescente (diversión, aburrimiento, tensión, miedo…). Este cambio implica analizar el estilo de vida del adolescente, a la vez que se interviene en el craving o deseo intenso, ansioso y prolongado de consumir la droga.
Una nueva planificación de vida del adolescente, tanto personal, como académica y social, junto a una intervención en los patrones de comunicación familiar, ayudará a mejorar el estilo de vida y su bienestar.
La adolescencia es un nuevo nacimiento, ya que con ella nacen rasgos humanos más completos y más altos.-G. Stanley Hall.
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Psicóloga col. 21339
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