«Había una vez un matrimonio con un hijo de doce años y un burro. Decidieron viajar, trabajar y conocer mundo. Así, se fueron los tres con su burro.

Al pasar por el primer pueblo, la gente comentaba: 

  • ¡Mirad a ese chico maleducado! ¡Él arriba del burro y los pobres padres, ya grandes, llevándolo de las riendas!

Entonces la mujer le dijo a su esposo: «No permitamos que la gente hable mal del niño». El esposo lo bajó y se subió él. Al llegar al segundo pueblo, la gente murmuraba:

  • ¡Mirad qué sinvergüenza ese tipo! Deja que la criatura y la pobre mujer tiren del burro, mientras él va muy cómodo encima.

Entonces, tomaron la decisión de subirla a ella al burro mientras padre e hijo tiraban de las riendas. Al pasar por el tercer pueblo, la gente comentaba:

  • ¡Pobre hombre! Después de trabajar todo el día, ¡debe llevar a la mujer sobre el burro! Y…pobre hijo, ¡Qué le espera con esa madre!

Se pusieron de acuerdo y decidieron subir al burro los tres para comenzar nuevamente el peregrinaje. Al llegar al pueblo siguiente, escucharon a los pobladores que decían:

  • Son unas bestias, más bestias que el burro que los lleva, ¡van a partirle la columna!

Por último, decidieron bajarse los tres y caminar junto al burro. Pero al pasar por el pueblo siguiente, no podían creer lo que las voces decían sonrientes:

  • Mira a esos tres idiotas, ¡caminan cuando tienen un burro que podría llevarlos!»

 

Miedo al rechazo: ¿La crítica me define?

¿Tengo miedo al rechazo? Los juicios y las valoraciones que la gente hace sobre nuestra conducta pueden ser relativos o arbitrarios. Cualquier acto, emoción o pensamiento nuestro puede ser criticado o juzgado por otras personas. Este es el mensaje que nos deja la metáfora explicada.

¿Esta familia podía evitar las críticas? ¿Podría evitar el rechazo de los demás? No podemos evitar que se nos juzgue, no controlamos a las demás personas. Somos cabezas libres y pensantes. Constantemente valoramos, tanto a nosotros como a los demás. Pero, estas opiniones son simples opiniones, no dictámenes imperativos sobre nosotros o sobre los demás. Lo que podemos evitar es el miedo al rechazo.

¿Cómo afectaban las opiniones de la gente del pueblo a esta familia? Esas opiniones hacían variar la conducta y el pensamiento de la familia, los cuales se sentían frustrados por no satisfacer nunca a los demás. El miedo al rechazo les hacía cambiar constantemente de parecer.

Mi aprobación: ¿Dentro o fuera?

¿Por qué me da miedo el rechazo? ¿Por qué me molesta tanto? ¿Por qué me enfada? En el fondo, el miedo a ser criticado, el miedo al rechazo sólo muestra un problema de seguridad en mi mismo, un problema de autoestima. Cuando yo tengo claras mis ideas, opiniones y valores, escucharé las opiniones de los demás, pero ello no cambiará mi conducta o emociones; en cambio, si no tengo claras mis ideas, opiniones y valores, muy probablemente adopte las de los otros, lo cual conllevará mucha dedicación, esfuerzo y mucha vergüenza de cara a los demás.

Así pues, no podré cambiar a los demás pero lo que sí puedo hacer es orientar mi propia valoración personal y mi conducta según yo mismo, y no por cabezas ajenas. ¿En qué manos dejo mi aprobación? ¿He de dejar que me afecte el miedo al rechazo?

“Sólo hay una forma de evitar la crítica: no hacer nada, no decir nada y no ser nada.” -Aristóteles

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Miriam Bosch
Psicóloga col. 21339
Fundadora y directora en:
CAPIA – Centre d’Atenció Psicològica Infanto-juvenil i de l’Adult
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