Érase una vez un león que se acercó hasta un lago de aguas quietas y cristalinas para calmar su sed. Al inclinarse para beber, vio su cara reflejada en el agua y, atemorizado, se alejó del lago, mientras decía:

– «Este lago debe de ser de ese león, tendré que tener mucho cuidado de él».

Como tenía tanta sed, regresó al lago de nuevo, pero allí estaba otra vez el león en las aguas del lago, y de nuevo exactamente. Pero como su sed era tan grande y no había otras fuentes por allí, decidió que bebería en el lago por encima de todo. Dicho y hecho. Se acercó al lago y al ver allí otra vez al león, abrió sus enormes fauces y lanzó un fuerte rugido para espantarlo. Pero, al ver que el otro león hacía exactamente lo mismo, salió de allí despavorido.

Entre tanto, la sed se había hecho insufrible y, como no le quedaba otra elección, no tuvo más remedio que volver al lago para beber. Cuando por fin se atrevió a meter la cabeza en el agua, el león que siempre estaba allí desapareció, con gran asombro y alivio suyo.

Con la fábula del león que tenía miedo de beber (cuentos de la India y Tibet) hablamos del miedo y la conducta de evitación o escape.

Evitar aquello que nos provoca miedo es un arma de doble filo. En un primer momento nos sentimos muy bien, puesto que el miedo ha desaparecido. Pero, ¿qué pasa después? Hemos reforzado positivamente esta conducta, ya que nos ha dado una consecuencia positiva (a corto plazo) y, hacemos más probable que volvamos a evitar, tanto éste miedo como otros futuros.

…Nos preparamos para la siguiente evitación.

El hecho de que el león realice la acción de beber, a pesar del miedo que siente, le otorga una nueva habilidad llamada capacidad de afrontamiento activo. El afrontamiento del león le permite obtener un resultado funcional y satisfactorio. Ya no volverá a tener miedo a lo que antes tenía. El león se ha comprometido con su meta, su objetivo  y, únicamente guiado por ello, ha obtenido dos resultados:

…Ha podido saciar su sed y, más importante, ha dejado una huella en la biografía de sus emociones. Exponerse es la manera más eficaz de acabar con el miedo.

 

Los peores embusteros son nuestros propios miedos. -Rudyard Kipling- 

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Miriam Bosch
Psicóloga col. 21339
Fundadora y directora en:
CAPIA – Centre d’Atenció Psicològica Infanto-juvenil i de l’Adult
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